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Compartiendo el dolor del prójimo

  • 救灾活动
  • 国家 | 韩国
  • 日期 | 2002年8月20日
ⓒ 2002 WATV
Hallim sufrió cuantiosos daños causados por una lluvia torrencial. Como cayó una lluvia de 444 mm durante 5 días, y todas las casas quedaron inundadas durante varios días, los muebles de las casas se dañaron. Después que el agua se escurrió, más de 20.000 toneladas de basura cubrieron todo la aldea y un terrible olor asediaba las fosas nasales de los pobladores.
22 aldeas de las 32 áreas inundadas estaban en Hallim, y este lugar fue llamado este año Zona Extremadamente Afectada por las Inundaciones. La Gran Asamblea de la Iglesia de Dios decidió ayudar a las víctimas de las inundaciones y envió muchos voluntarios a ese lugar.

111 estudiantes universitarios se ofrecieron voluntariamente a restaurar las aldeas, diciendo: “Las víctimas de la inundaciones son nuestro prójimo. No podemos tan solo pararnos a ver su miseria”.

El 20 de agosto los estudiantes se reunieron en Seúl y de inmediato fueron a Hallim. Instalaron una carpa en una escuela primaria y comenzaron a reconstruir las aldeas.

Las aldeas parecían un campo de batalla por causa del mal olor, la suciedad y la basura. Pero los voluntarios trabajaron fuertemente sin escatimar esfuerzos. Los habitantes fueron conmovidos por su dedicado servicio y les agradecieron de corazón.

ⓒ 2002 WATV
Un funcionario de la municipalidad de la ciudad de Gimhae dijo que estaba sorprendido por la gran escala de voluntarios de la Iglesia de Dios. Un funcionario de un centro de salud pública elogió a los estudiantes: “La inundación dejó una cicatriz en el corazón de los pobladores. Pero fueron conmovidos por los estudiantes que no evitaron el peligro de contagiarse con peligrosas enfermedades o comida envenenada. Ellos realmente comprendieron el dolor de los pobladores”. Los voluntarios de cierta compañía aplaudieron a los estudiantes universitarios e instaron a un reportero a que los entrevistara.

Ahora, los pobladores y los voluntarios parecían padres e hijos. Cuando ellos partieron de allí, los pobladores fueron hasta las puertas del pueblo para despedirlos.
El pastor Jeong Won-bo, que guió a los voluntarios, dijo: “Al principio, estaba preocupado por los estudiantes porque han crecido en la ciudad y sin dificultades. Pero al ver su actividad, he aprendido muchas cosas. Espero que tengan mucho interés en ayudar a los más necesitados”.


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